Simón Iturri Patiño, nació en Santibañez, Cochabamba, en junio del año 1860.  Hijo de Don Julián Abasto y Doña María Patiño.  Llamado “Rey del estaño”, fue un hombre de negocios, gran industrial y transnacional.

Su primer trabajo fue en Oruro en un pequeño negocio de importación.  Dos años después se trasladó a trabajar a la mina Huanchaca de Aniceto Arce, trabajando allí por algunos años, como laborero.

El 26 de agosto 1894, Patiño y Oporto formaron una sociedad para explotar la mina La Salvadora. Entre 1895 y 1897, las cosas no iban bien, y Patiño le compró su parte accionaria a Oporto.  En 1900, en La Salvadora, se descubrió la beta de estaño más rica del mundo. A partir de ese momento en 5 años Patiño pasa de ser un pequeño laborero minero en uno de los hombres más ricos del país.  Siete años después dominaba más de la cuarta parte de la producción minera boliviana.

Entre 1901 y 1903 las utilidades superaron los 5 millones de dólares, una fortuna para la época.

Convirtió a Uncía, en su centro de operaciones.  Para facilitar el transporte y exportación inauguró el 1921 el ferrocarril Machacamarca - Uncía, de 65 km.  Su fortuna se desarrolló sobre la producción minera, exportación, y créditos como del Anglo Sudamericano.  Y llegó a fundar su propio banco el Mercantil.

En 1909 viajó a Europa, e invirtió en la fundidora alemana Willams Harvey & Co.

En marzo de 1924, Patiño, se convirtió en el propietario mayoritario de la Compañía Estañífera de Llallagua, que se encontraba en manos chilenas.

El 5 de julio de 1924, en Delaware EE.UU. crea la Patiño Mines and Enterprises Consolidated, Inc. formando parte de la misma Compañía Estañífera Llallagua, La Salvadora y el ferrocarril Machacamarca – Uncía.

Luego de integrar verticalmente su empresa con la compra de la mayor fundición de estaño, la “William Harvey & Co.”, Patiño acaparó la mitad de la exportación boliviana.  Entre 1925 y 1930 consolidó su reputación del rey del estaño. Creó la Asociación de Industriales mineros de Bolivia e incluyo a Aramayo y Hoschild, y la minería mediana. Asimismo, en 1929, reunió a las grandes fundidoras del mundo, que fundían el 40% del estaño de todo el mundo.

Durante la década de los años 40, su fortuna le colocó entre los hombres más ricos del mundo.

En su tiempo final, Patiño tuvo nostalgia de volver a Cochabamba, Bolivia, se trasladó a Buenos Aires, y allí falleció el 20 de abril de 1947.